viernes, 20 de mayo de 2016

LA RECONVERSION, de Vladimir Volkoff (Argos Vergara)

Título: La reconversión
Autor: Vladimir Volkoff (1932-2005)
Título original: Le retournement (1979)
Traducción: Enrique Sordo
Cubierta: Antonio Lax y Francisco Ontañón
Editor: Editorial Argos Vergara (Barcelona)
Edición: 1ª ed. en esta colección
Fecha de edición: 1982-12
Descripción física: 349 p.; 13x19,5 cm.: solapas
Serie: Colección Comodín #108
ISBN: 978-84-7017-852-8 (84-7017-852-0)
Depósito legal: B. 7.348-1980
Estructura: 33 capítulos
Información sobre impresión:
Impreso por Chimenos, S.A., Dr. Severo Ochoa, s/n., Coll de la Manya, Granollers (Barcelona)

Información de contracubierta:
Nacido en París, en 1932, de nacionalidad francesa, pero de padres rusos, Vladimir VOLKOFF realizó estudios de Letras en la Sorbona y se diplomó en la Universidad de Lieja. Finalizada la guerra de Argelia, en la que intervino, publicó su primera novela en 1962, y en 1963 obtuvo el premio Jules Verne por su novela Un métro pour l’enfer. Con el seudónimo de Lavr Divomlikoff, publicó en 1970 y en 1972 dos novelas, Le Trêtre y L’enfant posthume. En la actualidad reside en Estados Unidos, donde se ha doctorado con la tesis Hacia una métrica francesa.

Información de solapas:
¿Son los héroes de las novelas de espionaje los últimos caballeros solitarios? Con escrupulosa verosimilitud, Vladimir Volkoff nos relata una historia en la que se enfrentan los servicios especiales franceses, soviéticos y norteamericanos, y en la que no faltan ni el espía magistral, ni el traidor, ni el asesino, ni la seductora. Pero el autor no se limita a seguir el curso de la intriga: observa a sus héroes como a seres de carne y hueso, los analiza y los delata. Porque ha descubierto el paralelismo que existe entre la información y la literatura, tareas ambas de “novelista”, puesto que la relación entre un oficial de enlace y su informador se parece extraordinariamente a la relación entre autor y personaje. Además, el espionaje ya no constituye un universo aparte, coto privado de personalidades demoníacas y aventureros sin patria ni fe: hoy casi todos, consciente o inconscientemente, formamos parte de ese universo de signos y prodigios, de máscaras y espejismos, a imagen y semejanza de todo el mundo contemporáneo. ¿Cómo no se va a interesar el autor por el destino último de su personaje, incluso por la salvación de su alma, si este género de aventura individual es, quizá, la última apuesta de la siempre ambigua y dudosa libertad?

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